Introducción
El presente ensayo se desarrolla en base a la necesidad de contrastar con la realidad los conceptos de los cuales hacen uso los autores vistos para dar forma a la descripción conceptual de nuevo sujeto social. En otras palabras lo que se pretende alcanzar a continuación es un aterrizaje teórico en el caso concreto de los llamados movimientos globales, considerando específicamente a las redes altermundistas dadas de las manifestaciones mundiales en Seattle en 1999, Praga en el 2000, Génova en el 2001, Barcelona en el 2002 y Evian en el 2003.
Para dar inicio resulta adecuado empezar definiendo a los nuevos sujetos sociales en base a las aportaciones de Marx, Touraine, Foucault y Miriam Calvillo. De esta exploración se desglosaran una serie de conceptos que perfilan al sujeto, de modo que se contrastara cada uno de ellos con la realidad de los movimientos globales. Después de esto se pretende analizar a grandes rasgos el término de movimiento social y sus características para poder entender a los movimientos globales como una fuerza colectiva.
1. Características de los nuevos sujetos sociales, recopilando a Marx, Touraine y Foucault
El término de nuevos sujeto social surge de la necesidad de comprender y definir una nueva realidad, aquella que se replantea constantemente ante las grandes transformaciones políticas y sociales de las cuales a veces parece que pierden curso las ciencias sociales. Ante ello producir nuevas herramientas conceptuales se vuelve una urgencia, así como transgredir y renovar los parámetros de la investigación, ya que parece ser que la realidad se expande y diversifica, o en otras palabras, se da lugar a muchas realidades y a muchas formas de concebirlas, construirlas y cambiarlas.
“El reto es lograr rescatar lo complejo y lo multidimensional de la realidad; el reconocerla como una cosa inédita que es amorfa y está llena de indeterminaciones. En este momento, el problematizar la realidad para lograr construir el objeto de investigación se convierte en lo prioritario.” (Calvillo, 1995)
Es en este contexto que la categoría de nuevo sujeto social aparece como una gran aportación. Las palabras “nuevo” y “social” dan la oportunidad de abarcar inmensidad de realidades, pues hacen referencia a aquello que pudo no haberse estudiado o descrito con anterioridad en la inmensa gama del mundo social, mientras que por el contrario, el término “sujeto” si exige un desarrollo más profundo. De este modo es necesario explorar dicha categoría, marcar sus limites y reconocer su universalidad.
“No es posible definir al sujeto por la simple actividad de sus funciones sociales, políticas, culturales, etc., a la que se reduce su hacer como actor, ello carece de sentido para significar al sujeto como una totalidad que incluye necesidad, experiencia y utopía. (...) La categoría de sujeto social presupone incorporar al análisis el conjunto de tensiones que se provocan entre lo individual y lo social, lo subjetivo y lo objetivo, así como las distintas dimensiones del tiempo y del espacio, con la finalidad de trascender la visión dicotómica del mundo que supone su separación.” (Calvillo, 1995)
De este modo el término sujeto va más allá del simple actor, ya que su acción no puede ser pensada sin la voluntad de mutación. Su acción esta ligada al movimiento y la fuerza, pues la categoría de sujeto se remite a la construcción de colectividades, identidades y la voluntad de cambio. “El sujeto social es una colectividad donde se elabora una identidad y se organizan prácticas, mediante las cuales sus miembros pretenden defender sus intereses y expresar sus voluntades, al mismo tiempo que se constituyen en esas luchas”. (Sader, 1990:82) Dichas características surgen de una idea marxista del sujeto, donde la acción se desenvuelve en torno a la praxis y a la transformación.
Para Marx el sujeto se concibe como el fundamento de sí mismo, autónomo e individual, éste es un ser histórico y genérico. Para él es impensable un sujeto sin conciencia y sin voluntad, es libre ya que no esta determinado por su individualismo empírico y es total, ya que se apropia de su mundo. “Los sujetos son formas particulares de expresión social que se constituyen como mediaciones de poder y de lucha entre la estructuración de la sociedad a partir de la división social del trabajo y de lucha entre la estructuración de la sociedad a partir de la división social del trabajo y las formas clasistas de expresión política.” (Zemelman y Valencia, 1990:90)
Definitivamente la libertad y la autonomía que Marx considera inevitables en el sujeto, así como las formas particulares de expresión que señala Zemelman, se entrelazan de una forma adecuada con la postura de Touraine, al momento que habla de la autoconstrucción de los sujetos. “Para los individuos constituirse en sujetos es construir su propia existencia, definir sus gustos sin subordinarse a normas o roles predeterminados”. (Touraine, 2005) El sujeto desde esta perspectiva es aquel que lucha en el nivel más alto, el de la historicidad, la cual se describe como la capacidad de una sociedad de intervenir en su propio funcionamiento, producir sus orientaciones normativas y construir sus prácticas en un momento determinado de la historia. Para Touraine un sujeto es capaz de emprender su propia iniciativa, de elegir acciones autónomas, experiencias auténticas y fundarse en el mismo. De este modo explica que el sujeto se fundamenta en tres características: la resistencia, la autofundación y la autonomía. El consumo, afirma dicho autor, es aquello que amenaza al sujeto, ya que destruye su “yo” y trabaja como un principio integrador que organiza la experiencia, define tiempos y espacios, crea una cultura de masas.
A pesar de hablar de una lógica del consumo de la que no hay salida, la postura de Touraine descarta la idea del poder como una fuerza omnipresente, ya que esto, afirma, impediría a los sujetos crear espacios autónomos y de autoconstrucción. De forma contrario Foucault concibe al poder como un elemento evidente en todas las áreas de la vida cotidiana, aquello que se produce a cada instante y viene de todas partes, más allá de las instituciones o las estructuras. Desde su perspectiva el sujeto es un objeto de dominación, sin embargo, su autonomía se descubre al momento que realiza acciones sobre sí mismo, sobre su cuerpo, sus pensamientos y conductas, de forma que le permitan transformarse. Foucault afirma que hay saberes, poderes y reglas sobre el sujeto, sin embargo también reconoce que éste hace la experiencia de sí mismo, se observa, se analiza, se descifra, se reconoce como un dominio de posible conocimiento, crea la historia de su subjetividad.
“Se refiere a la relación del individuo consigo mismo, a las operaciones que realiza frente a los otros, se trata de los modos mediante los cuales un individuo actúa sobre si mismo para operar transformaciones en su conducta, con la finalidad de ser mejor y alcanzar su relación personal” (Foucault, 1984: 242).
Afirmar que el sujeto es aquel que actúa sobre sí mismo implica pensar en su poder de acción en los diversos aspectos del mundo social. Respecto a esto Miriam Calvillo afirma “la categoría de sujeto social abarca los aspectos más variados de la vida social (materiales, simbólicos, individuales, familiares o colectivos, etc.)” (Calvillo, 1995) Dicha autora nos habla de sujetos que crean nuevas realidades, creando sus propias líneas divisoras temporales y espaciales. Es en estos nuevos espacios donde intercambian experiencias, intereses, luchas y crean una memoria colectiva, pero no sólo esto, si no que construyen un nuevo lenguaje, una nueva representación del mundo. “Es allí donde se crean los nuevos valores y formas de expresión racional, afectiva y valorativa. Esto es, construyen una particular representación simbólica del mundo, que definen un modo distinto, o cuando menos explicitan de otra manera el ya dado, y el modo de usar las cosas.” (Calvillo, 1995)
Estos son los nuevos sujetos sociales, aquellos sujetos autónomos, distintos, libres, que se apropian de sí mismos y de su realidad, pero inmersos en nuevas luchas, en las nuevas exigencias de sobrevivencia que desata el sistema. Las nuevas formas de cotidianidad se vuelven su trinchera, los nuevos cambios políticos, sociales e incluso ambientales les obligan a renovar sus resistencias.
“Otra característica de los nuevos sujetos sociales es la manera en la que llevan al plano de lo cotidiano la posibilidad de superar los límites impuestos por la propia realidad para lograr satisfacer las demandas más inmediatas. Tienen una visión distinta y diferenciada; tratan el cambio como una oportunidad, por ello son capaces de poner en marcha innovaciones con gran agresividad.” (Calvillo, 1995)
2. ¿Por qué considerar a los movimientos globales como nuevos sujetos sociales?
Es en dicho apartado donde nos damos a la tarea de especificar la descripción de los nuevos sujetos sociales y de este modo lograr argumentar el porque elegir a los movimientos globales como análisis de caso. Para ello empezaremos recopilando las características más importantes con los cuales los autores vistos describen al sujeto:
-Es autónomo: lo cual implica que se apropia de su mundo, construye su propia existencia y crea sus propias orientaciones normativas.
-Actúa: expone sus demandas, por medio de la acción transgrede la realidad que le inconforma.
-Es genérico: trabaja en colectividad, forma parte de un grupo social, intercambia intereses, busca el reconocimiento de la diversidad.
-Es un ser conciente: conoce su realidad, sus necesidades, plantea sus demandas, reconoce y visualiza a su adversario.
-Tiene voluntad de mutación: reconoce la necesidad del conflicto y del cambio, da lugar a la complejidad.
-Se autofunda: tiene formas particulares de expresión, otra representación simbólica del mundo, crea nuevos espacios y nuevas realidades. Su lucha en la cotidianidad.
- Resiste: lucha contra la lógica del consumo, lucha por conservar su autonomía, por ser distinto.
De este modo es importante analizar la conformación de los movimientos globales a partir de los puntos anteriores
Son Concientes:
Los movimientos globales surgen al ser concientes de una realidad en la cual la concentración del poder comunicativo es visible a través de la creación de una aldea global en manos de unas pocas corporaciones, lo cual describen como el triunfo de la agenda neoliberal, mientras las crisis alimentarías agitan al mundo. Ante ello surge un descontento, una necesidad de cambio.
“Se aceleran las privatizaciones y se desarrolla un gran mercado financiero, pero el resultado no es satisfactorio para los “de abajo”: las desigualdades aumentan, el mundo se salpica de crisis y guerras, y la ciudadanía se muestra descontenta con los sistemas democráticos representativos.” (Ángel Calle, 2005: 34)
Son Genéricos:
La precariedad mundial abre lugar al anhelo de un cambio, mientras que la tecnología y los medios de información indeseablemente conectan las demandas y dan pie al trabajo colectivo. “Este descontento, unido a la profundización de los pilares de la mundialización económica y tecnológica, hace que se busquen formas de protesta y de búsqueda de otros mundos cimentadas en el sustrato de democracia radical”. (Ángel Calle, 2005: 41)
Mientras diversas protestas tienen lugar en Seattle, simpatizantes con sus demandas, quienes se encuentran en varios países, dan lugar a un sentido de pertenencia y de lucha, generando fuerza y apoyo para la movilización.
“Tras las protestas de Seattle, Praga era la oportunidad de dar continuidad en Europa a los desafíos de las grandes cumbres. Arrancando de Barcelona, fueron explosionando por simpatía, aprovechando las redes informales y formales que se habían ido tejiendo años antes...” (Ángel Calle, 2005: 49)
Autónomos:
Las cumbres alternativas surgen de una forma totalmente autónoma a organizaciones gubernamentales e instituciones mundiales, la naturaleza de su conformación se encuentra en el consenso de agrupaciones locales y en la defensa de intereses colectivos contrarios a los hegemónicos.
“Los espacios o foros locales constituyen un exponente de una nueva actitud para facilitar convergencias locales entre identidades críticas con el actual proceso de mundialización económica.(...) En la estela de estos nuevos movimientos globales, y con tribuyendo a su vez a una difusión de un nuevo hacer inspirado en prácticas de democracia radical, se sitúan una multitud de espacios de reflexión o de diálogo entre redes de distinto signo.” (Ángel Calle, 2005: 64)
Actúan y transgreden:
Ante la creciente desigualdad económica mundial, la explotación desmedida del medio ambiente y el incremento de políticas que favorecen a un pequeño de grupo de gobernantes y empresarios, los movimientos globales presentan sus demandas y se manifiestan ante la Organización Mundial del Comercio. Su acción transgrede e impacta la percepción social de la ciudadanía y el orden del sistema político y económico.
“Las cumbres alternativas han tenido un doble impacto: externo e interno. El impacto externo lo constituye la modificación del imaginario social: el actual proceso de mundialización, sus consecuencias y sus élites rectoras, ve constatada su legitimidad y puesta en tela de juicio sus bondades. En el plano interno, las cumbres alternativas constituyen un espacio de experimentación y de propagación de nuevas dinámicas de participación, entre movimientos sociales, como entre éstos y la ciudadanía más alejada de estos artículos reivindicativos.” (Ángel Calle, 2005: 54)
Tienen Voluntad de mutación:
Los movimientos globales se enriquecen al ir acogiendo demandas y colectividades, con ello se complejizan y a la vez cambian, pero lo más importante es que se fortalecen y abogan por su misma naturaleza por la diversidad. “El desarrollo de un mundo en el que quepan muchos mundos precisa que la multitud de mundos se ponga a pensar y a hacer desde ópticas que trasciendan, sin negar, lo singular (el contexto, lo temático, lo personal) y que entrelacen a la ciudadanía en el mundo desde una perspectiva de democracia radical.” (Ángel Calle, 2005: 43)
Resisten:
Las protestas de dichos movimientos globales a la vez que se manifiestan, resisten a la fuerte represión policíaca o incluso militar, como a su deslegitimación por parte de los medios de comunicación.
“Las estrategias de represión pretenden introducir discontinuidades en los ámbitos de reproducción de una protesta o de un movimiento social. Esta esfera de reproducción tiene una orientación o dimensión interna (creación de coordinaciones y discursos estables) y otra externa (constituirse en referencia social de la ciudadanía.” (Ángel Calle, 2005: 156)
3. Nuevos Sujetos Sociales en Movimientos Globales: hibridación e intersección
Como se menciono con anterioridad una característica esencial de los nuevos sujetos sociales es la colectividad y el movimiento. Es el término “social” el que permite comprender a dichos sujetos como seres genéricos, y ubicar el potencial de su acción y transformación en el plano de la agrupación. De este modo encontramos a sujetos organizados en movimientos sociales. Para Touraine un movimiento social no se reduce a acciones estratégicas ni a procesos de formación de identidades, si no más bien, en base a una demanda específica, enfrentan sus intereses por el control de su experiencia histórica. Dichos movimientos luchan con la finalidad de transformar modelos culturales, y por privar de la legitimidad el poder contra el cual luchan.
“A través de los movimientos sociales, las personas manifiestan comúnmente demandas materiales o aspiraciones de autonomía o de libertad. Construyen para quienes se acercan a estos espacios otras formas de entender y de intervenir en el mundo. (...) con su acción los movimientos sociales alteran lenguajes e identidades, las agendas de los políticos institucionales y de los medios de comunicación, incluso las propias formas de concebir la movilización.” (Ángel Calle, 2005:17)
Un movimiento social conjunta sujetos, demandas, intereses, cosmovisiones, su naturaleza sugiere una recombinación transversal de clases sociales, el híbrido de identidades. Miriam Calvillo señala dos características que dan forma a la movilización de los nuevos sujetos en colectividad, la intersección y la hibridación, ambas entendidas como detonantes de los movimientos globales.
Si bien se entiende, el término global hace referencia a una especie de mundialización, a un fenómeno dado en una comunidad, pueblo o nación, el cual logro expandirse e imponer nuevas relaciones a escala internacional. En este caso, haciendo referencia a movimientos sociales, el elemento de mundialización se da a partir de redes tejidas y reforzadas a partir de la intersección y la hibridación, aportando la posibilidad de visualizar las acciones de los sujetos en un corte transversal a conceptos como clase, nacionalidad o cultura.
“Con el término intersección queremos señalar el punto de confluencia de dos o más intereses, de dos o más sectores o clases sociales diferentes. Se trata de un proceso de intercambiabilidad de posiciones y espacios entre dos o más grupos.” (Clavillo, 1995)
El intercambio de intereses y demandas es fundamental para entender las relaciones que guardan entre sí las protestas mundiales dadas en Seattle, Praga, Génova, Barcelona y Evian, en donde grupos ambientalistas, anarquistas, anticapitalistas, obreros, etc. abogaron por una misma demanda, siendo un solo movimiento lleno de diversidad y complejidad.
“La hibridación se refiere a aquella diversidad y complejidad que se produce con la intercambiabilidad. Destaca el producto de la recombinación de las redes de relaciones sociales que rompe lo establecido y delimita de otro modo los factores que propician la formación y reproducción de nuevas redes de relaciones sociales.” (Clavillo, 1995)
Así, la intersección da pie a la hibridación, de modo que los movimientos se fortalecen y recombinan, dando lugar a una nueva configuración de clase, permitiendo que se tejan nuevas redes, fortaleciendo la organización y promoviendo la resistencia mundial.
“Grupos de descontentos aparecerán en escena para reivindicar una resistencia global, una globalización de la solidaridad, o que otros mundos son posibles. Seattle, donde miles de activistas conseguían alterar la cumbre de la Organización Mundial de Comercio en diciembre de 1999, se convertirá en el referente mediático de las nuevas dinámicas de movilización, que serán bautizadas y encapsuladas en las llamadas “protestas antiglobalización”.” (Ángel Calle, 2005: 12)
4.Conclusiones
El estudio de los nuevos sujetos sociales se ha tornado una necesidad para las ciencias sociales, si es que realmente se pretende descifrar las nuevas realidades, pero más que nada se torna un compromiso al observar los múltiples procesos que la transgreden. Ante esta constante manifestación de problemáticas, términos teóricos como movimientos sociales, sujetos sociales o movimientos globales deben de dejar de ser estudiados en plano de lo conceptual para ser explorados con empeño en la realidad.
El caso más reciente que pone en evidencia la importancia de dichos procesos son las constantes movilizaciones en medio oriente, poniendo en claro la fuerza de la organización y la comunicación en red de los movimientos globales. Ante esto y las frívolas formas de represión que adopta el sistema político-económico mundial, más movimientos se conforman y reorganizan, y una mayor responsabilidad tienen aquellos que describen e interpretan el mundo.
“Sin embargo, y a diferencia de los nuevos movimientos sociales, los nuevos movimientos globales harán de la vinculación de sujetos críticos con la llamada globalización, de sus saberes y de sus prácticas, un elemento esencial de su identidad”. (Ángel Calle, 2005: 26)
Bibliografía:
Ángel Calle, Nuevos Movimientos Globales, Hacia la radicalidad democrática, Editorial Popular, España, 2005, 275 pp.
Geoffrey Pleyers, En la búsqueda de actores y desafíos societales. La sociología de Alain Touraine, Estudios Sociológicos, septiembre-diciembre, vol. XXIV, colegio de México, México 2006, 733- 756.
Eduardo Ibarra Colorado, Foucault, gubernamentalidad y organización: una lectura de la triple problematización del sujeto, Iztapalapa 50, enero-junio 2011, pp. 321 – 358.
Miriam Calvillo, Alejandro Favela. Los nuevos sujetos sociales: Una aproximación epistemológica, Sociológica, Revista del Departamento de Sociología, UAM, año 10, número 28, mayo-agosto 1995.